Repensar la Educación ante la IA

El Décimo Estado de la Educación 2025 llegó con una advertencia que debería ponernos a pensar: Costa Rica tiene fuertes problemas estructurales a nivel educativo. Esta situación no es solo un tema académico, sino un desafío que afecta todas las dimensiones de un país: económico, social, cultural, etc., teniendo una grave afectación en el presente y futuro de Costa Rica.

Tomando esto en cuenta, en este boletín quiero hablar sobre la inteligencia artificial (IA). Más allá de ser un tema de moda, hoy la IA se ha convertido en una fuerza estructural que está redefiniendo la economía mundial, el mercado laboral y los modelos de desarrollo.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), casi un 40% de los empleos en el mundo podrían verse afectados por la IA (algunos sustituidos, otros transformados o complementados por nuevas tareas), una cifra que refleja la magnitud del cambio en curso. Según la Organización Mundial del Comercio(OMC), bajo un escenario de desarrollo equilibrado, la IA podría aumentar el PIB global en un 13% y el comercio internacional en casi un 37% hacia 2040. De manera similar, un estudio de PriceWaterhouseCoopers (PwC) estima que la IA podría aportar hasta $15,7 billones de dólares al PIB mundial para 2030, mientras que la International Data Corporation (IDC) proyecta que cada dólar invertido en soluciones de IA generará hasta $4,60 en efectos económicos indirectos.

La verdad es que, si continúa el panorama actual, los países que no preparen a su población para comprender, usar y crear con IA quedarán rezagados no solo tecnológicamente, sino también social y económicamente. La brecha digital y de infraestructura es el factor que marcará esa diferencia: la OMCadvierte que, si la adopción de la IA sigue siendo desigual, el crecimiento económico de las economías de bajos ingresos podría aumentar apenas un 7%, frente a un 15% en aquellas con acceso equitativo a la tecnología.

El informe del PEN también coincide: “El avance hacia un mayor desarrollo dependerá del éxito con que Costa Rica se integre a la Cuarta Revolución Industrial” y esa integración exige una fuerza laboral capacitada en tecnologías como la inteligencia artificial y la robótica. Sin embargo, al hablar de desarrollo, no basta con sólo responder a la demanda global; también debemos ser capaces de impulsar emprendimientos tecnológicos locales que generen valor, ingresos y mejores condiciones de vida.

La crisis estructural: lo fundamental antes de la IA

Si bien la integración de la alfabetización en Inteligencia Artificial (IA) y las habilidades digitales es crucial para preparar a los estudiantes ante la economía del siglo XXI, el país se enfrenta primero a una profunda crisis estructural y de equidad en su sistema educativo. Los recientes informes alertan de un retroceso de una década en calidad y en niveles de lectura y aprendizajes fundamentales preocupantemente bajos en la población joven.

Esta situación se ve agravada por una persistente brecha de inversión y una desigualdad estructural. A pesar de que este boletín hable sobre la importancia de la alfabetización digital, es claro destacar que mientras no se resuelvan las deficiencias básicas de calidad, cobertura, financiación, y persistan las desigualdades que limitan el acceso a conectividad y dispositivos, el riesgo es que el énfasis en temas como la IA solo sirvan para ensanchar las brechas ya existentes entre estudiantes.

La prioridad inmediata debe ser mejorar la calidad de la educación pública en sus cimientos. No podemos aspirar a formar la próxima generación digital si los pilares de la alfabetización básica y los aprendizajes esenciales están fallando. La revolución tecnológica debe integrarse en la educación garantizando primero la alfabetización esencial de todos, ya que la tecnología debe ser una palanca para reducir las desigualdades y no un amplificador de crisis.

Oportunidad y riesgo

Para la juventud, la IA puede ser una gran oportunidad si se les capacita adecuadamente, o un riesgo si profundiza brechas. Por ejemplo, estudios internacionales muestran que los puestos de entrada en servicios y tecnologías (ocupados por personas de aproximadamente 22-25 años) en los Estados Unidos, están siendo reducidos por la automatización con IA. Es una realidad compleja: la IA trae retos, pero también potencial, y no es un escenario de «todo o nada».

Enseñar inteligencia artificial no significa enseñar a usar una herramienta, significa enseñar a pensar de forma crítica sobre ella. La IA puede ayudar a resolver problemas complejos, automatizar procesos o personalizar la enseñanza, pero también puede generar sesgos, reproducir desigualdades, reemplazar tareas humanas sin una reflexión ética detrás y todo esto dejando de lado el impacto climático que implica. Por ello, la IA exige juicio crítico además de técnico.

Los jóvenes deben aprender no solo a usar IA, sino a cuestionar sus límites, sus sesgos y su impacto en la sociedad y es aquí donde entra un reto fundamental que requiere la colaboración de todo el sistema: formar a los docentes. La formación inicial debe replantearse para incluir el uso de tecnologías revolucionarias en la enseñanza. Si no preparamos a quienes enseñan, difícilmente podremos preparar a quienes aprenden.

Aprendiendo de otros países

Otros países ya incorporan la inteligencia artificial de forma estratégica en sus sistemas educativos, pero no se trata de copiar modelos extranjeros en países con condiciones distintas a la nuestra, sino de aprender de ellos para diseñar una estrategia adaptada a nuestra realidad:

Finlandia es el ejemplo estrella. Allí, la IA no se enseña como una materia aislada, sino integrada en distintas materias. A través del proyecto Generation AI, los estudiantes de primaria crean sus propias aplicaciones usando herramientas “no-code”, como Teachable Machine, lo que les permite experimentar sin necesidad de saber programar. El enfoque finlandés se centra en el pensamiento crítico, la ética y el aprendizaje práctico.

Suiza adopta un enfoque descentralizado, pero igualmente ambicioso. En el cantón de Zug, por ejemplo, la IA se integra a las clases existentes para promover habilidades digitales y pensamiento crítico. Proyectos como “All fake – or what?” enseñan a los estudiantes a identificar desinformación y deepfakes, mientras que universidades como la ETH Zurich ofrecen cursos y guías sobre el uso ético y responsable de la IA.

En Australia, la inteligencia artificial ya forma parte del currículo nacional. En 2023, el país publicó un Marco Nacional de IA Generativa en Escuelas para guiar su uso ético y seguro. Estados como Nueva Gales del Sur y Australia del Sur incluso desarrollaron sus propios chatbots educativos, Educh Chat y EdChat, que ayudan a los estudiantes a mejorar su escritura y razonamiento sin hacer el trabajo por ellos.

Por su parte, Singapur muestra uno de los índices más altos de adopción docente: tres de cada cuatro maestros utilizan IA para planificar clases, generar retroalimentación y automatizar tareas administrativas. Su sistema educativo combina formación profesional con tecnología, impulsado por el EdTech Masterplan 2030, que busca transformar la enseñanza a través de herramientas adaptativas de aprendizaje.

Y en América Latina…

América Latina también comienza a moverse, a pesar de que contamos con barreras propias de la región en esta materia:Brecha en la infraestructura tecnológica, sobre todo en zonas ruralesFalta de política pública robusta y sostenible sobre el uso de IAInsuficiente inversión pública en ciencia, tecnología y educaciónEn Uruguay, el Plan Ceibal lanzó en 2025 el Ceibal EduIA Lab, un laboratorio nacional de inteligencia artificial educativa. La iniciativa busca desarrollar herramientas para el aprendizaje, crear plataformas adaptativas y formar docentes en el uso ético de la IA. Lo más importante: coloca al maestro en el centro del proceso, utilizando la tecnología para potenciar y no reemplazar a la enseñanza.

En Chile, el Ministerio de Educación y Fundación Chile capacitan a futuros docentes en el uso de herramientas de IA y análisis predictivo. Además, han desarrollado soluciones propias, como UmmIA, un planificador de lecciones basado en IA.

Estos países han logrado, en diferentes grados, una visión nacional sobre la IA en la educación, acompañada de políticas públicas, formación docente y marcos éticos.

La oportunidad que no podemos dejar pasar

El Estado de la Educación 2025 plantea un punto de inflexión. Si Costa Rica aspira a integrarse a la industria 4.0, debe hacerlo desde la educación. No estamos hablando solo de carreras universitarias en informática o robótica, sino de repensar toda la cadena de formación, desde la escuela hasta la educación técnica.

La IA tiene el potencial de democratizar el conocimiento, pero también puede ampliar la brecha entre quienes saben usarla y quienes no. En zonas rurales, donde el acceso a la educación técnica y bilingüe sigue siendo limitado, esto podría profundizar las desigualdades existentes.

Para los jóvenes con estudios técnicos, la IA puede ser una herramienta clave, pero es vital primero fortalecer la formación en sectores técnicos y productivos esenciales, alineados con la oferta y demanda en su localidad, donde puedan encontrar trabajo.

Por eso, el informe sugiere contextualizar los contenidos curriculares según las características socioculturales de cada región y fortalecer la Educación y Formación Técnica y Profesional fuera del GAM, con formación técnica bilingüe y en áreas STEM. Este es uno de los muchos pasos que podemos tomar para asegurar que la revolución tecnológica no deje a nadie atrás.

El llamado a la acción

En resumen, el país necesita un acuerdo nacional y una estrategia educativa en IA que abarque tres niveles:

  • Formación docente: para que los educadores se sientan empoderados, no reemplazados.
  • Currículos actualizados: que integren pensamiento crítico, ética y habilidades digitales desde la primaria.
  • Educación técnica fortalecida: especialmente fuera del GAM, que prepare a los jóvenes para empleos en industrias tecnológicas emergentes.

En Caricaco Fundación creemos que la educación es la herramienta más poderosa para reducir la desigualdad, pero también sabemos que el conocimiento se transforma, y con él, las oportunidades. Ya estamos observando lo que está pasando en otros países y si no actuamos a tiempo, el verdadero riesgo al que nos enfrentamos es privar de oportunidades a generaciones enteras futuras, y con eso, retroceder en el desarrollo y futuro del país.